En octubre elegiremos nuevas autoridades locales y regionales, y pareciera que la iniciativa del Referéndum no estuviera relacionada con las consecuencias que producirá la futura instauración de una cámara de composición territorial.
Por Carlos Hakansson. 27 septiembre, 2018.El proyecto de ley de reforma constitucional presentado por el ejecutivo para retornar al bicameralismo, además de contener errores y contradicciones, resulta insuficiente si antes no existe el compromiso de un debate y reforma integral sobre nuestra forma de estado. En octubre elegiremos nuevas autoridades locales y regionales, pareciera que la iniciativa de consulta popular no estuviera relacionada con las consecuencias, políticas y jurídicas, que producirá la futura instauración de una cámara de composición territorial.
La necesidad o no de un sistema bicameral en el Congreso, exige contestar dos interrogantes para reconocer su necesidad. La primera está referida a su contenido representativo y, la segunda, al número de senadores por región. A diferencia de una cámara de diputados, representativa del ciudadano y compuesta por un criterio proporcional en función al número de habitantes en cada circunscripción electoral; un senado, en cambio, representa los territorios bajo un principio de igualdad, es decir, el mismo número de representantes por cada región.
Si el bicameralismo responde a la necesidad de brindar en el Congreso mayor espacio y protagonismo a las regiones, su oportunidad para solicitarla al Congreso, vía referéndum, resulta improvisada si carece de un previo estudio y debate sobre los avances de la regionalización en sus primeros quince años. Por eso, senado y regiones son dos temas que deben tratarse en conjunto.